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El cuerpo del pez es típico y fusiforme: con el que trata de ofrecer la mínima resistencia al avanzar en el agua.  La mayoría de los peces primitivos tenían ya esta forma. Los peces actuales ofrecen muy diversas modificaciones de esa forma común de acuerdo con su hábitat y forma de vida respectiva.  Los peces de cuerpo aplanado les permite apegarse del todo al fondo: camuflaje de protección y de acecho a la vez.  Sus músculos longitudinales, muy desarrollados, proporcionan una natación lenta pero muy persistente.  De ese modo se adapta la forma de los peces a las exigencias del medio y de su modo de vida.  Los peces avanzan mediante un movimiento que se inicia en el tercio anterior del tronco, para continuar sin interrupción hasta la aleta caudal.  Esos movimientos se funden entre sí de tal forma que en muchas especies se inicia la nueva ondulación antes de que la precedente haya llegado al extremo de la cola.  Ese movimiento se hace ingrávido gracias al ajuste gaseoso de la vejiga natatoria, que mantiene al pez en un equilibrio tal que puede suspenderse en el agua sin movimiento alguno: toda su fuerza muscular se destina a la pura propulsión

No todas las especies de peces tienen vejiga natatoria.

LAS ALETAS

Los peces las necesitan para impulsarse, guiarse y frenar su movimiento hacia adelante.  Las hay pares e impares, es decir, de un tipo de aleta tiene dos y de otro una sola. Las aletas pares se relacionan más o menos directamente con el resto de su esqueleto.  Las aletas son pliegues epiteliales armados sobre radios duros o segmentos. Los duros, como los de la primera aleta dorsal de la perca, son realmente rígidos y se denominan espinosos. Los segmentos, además de flexibles, se ramifican más o menos cerca del borde de la aleta, y se denominan radios blandos.  Las aletas pueden moverse desde el tronco: tienen en la base dos grupos de músculos que le permiten al pez plegarlas, desplegarlas y utilizarlas para guiarse y hacer diversos movimientos. Son impares la dorsal, la caudal y la anal; pares las pélvicas y las pectorales. La posición de las pares puede ser muy diferente, según el grupo ictiológico, sobre todo las pélvicas, ya desplazadas hacia atrás (posición abdominal) o bien hacia delante (torácica o incluso yugular). Algunas especies carecen de aletas pélvicas.

La ictiología, ciencia de los peces, acude a la disposición de las aletas en el cuerpo del pez como importante carácter diferenciador. Y reúne en la fórmula radial el número y estructura de las aletas de cada especie de pez. 

PIEL Y ESCAMAS

La piel de los peces se compone de dos capas: la exterior o epidermis y la interior, dermis o cutis. La epidermis excreta un mucus que reduce la resistencia por fricción del agua y constituye una protección contra los parásitos.  La epidermis de algunas especies forma sustancias duras, como los dentículos cutáneos.

Entre la capa exterior y la interior están las escamas, insertas en la dermis. No todos los peces tienen escamas.

Las escamas crecen junto con su portador. Por esto se puede “leer” la edad de los peces por los anillos de las escamas, de modo similar a los anillos de los árboles. El número de escamas de una fila longitudinal y transversa es diferente en cada especie de pez, de ahí se sigue la llamada “fórmula de retrocálculo” que puede ayudar a la identificación científica de la especie. La fórmula informa sobre el número de escamas que hay en el sentido longitudinal de la línea lateral y de las que hay entre ésta y el comienzo de la aleta dorsal, o bien entre ella y el borde inferior del vientre.

80 – 90 ___8 – 10 ___
          17 – 20

En este caso, la fórmula de la perca indica que esta especie puede tener de 80 a 98 escamas siguiendo la línea lateral; de ella al dorso de 8 a 10 y de la línea lateral hasta el vientre 17 a 20.

COLOR

Hay sobre toda la piel del pez una infinidad de cromatóforos, células cromáticas que determinan su color. Cada célula contiene siempre un solo color. La coloración del pez se produce por la interacción de esas células. Se produce un cambio de color cuando se extiende o contraes los diferentes pigmentos de las células. También un cambio de la intensidad de la luz influye en esos procesos, por lo que algunos peces pueden adaptar su coloración a las diferencias de la luminosidad y del entorno.

EL ESQUELETO

Los peces, óseos, como todos los vertebrados, poseen un esqueleto que le da forma y solidez al cuerpo. El del pez incluye un eje dorsal, el cráneo y las extremidades. La base de ese eje, cuyo componente rígido es la columna vertebral, es el cordón dorsal en torno al que se ha desarrollado aquélla. En los vertebrados adultos se ha reducido a un elemento vestigial dentro del conjunto de la columna vertebral.

La columna vertebral se compone de un número variable de vértebras unidas entre sí. Las vértebras presentan sobre el centro un orificio por el que pasa el sistema nervioso central, la médula espinal. Sobre la cavidad ventral presentan las vértebras debajo unos apófisis espinosos dobles en los que se insertan las costillas.

El cráneo del pez consta de muchos huesecillos. El esqueleto de las extremidades está compuesto por las aletas; el de las impares está unido directamente a la columna vertebral y sostenido por ella. Las aletas pares (pectorales y pélvicas), en cambio, poseen su propia estructura esqueletal de apoyo, encerrado en los músculos del tronco, y sólo están unidas de un modo suelto con el esqueleto central.

LA MUSCULATURA

Ocupa la mayor parte del cuerpo del pez. La de los lados del tronco sirve para la locomoción, se emplea al máximo y está muy desarrollada.  Se extiende desde la nuca hasta la raíz de la aleta caudal y forma dos haces iguales situados en ambos lados de la columna vertebral. Los músculos se componen de numerosos segmentos sucesivos unidos entre sí sin sutura, como en paquetes. De la musculatura del tronco se ha desarrollado también la de las aletas; se compone de dos músculos principales que producen la extensión y contracción de las mismas.

FORMAS DE LA BOCA

La distinta posición de los maxilares hace que la boca sea terminal, súpera o ínfera. Cuando ambos son iguales la boca es terminal. Cuando sobresale la mandíbula boca es súpera, y cuando lo hace el maxilar la boca es ínfera.

Algunos hablan de peces “pacíficos” y otros “rapaces”. Los pacíficos comen sobre todo animales pequeños: insectos crustáceos, lamelibranquios, moluscos y gusanos y también plantas. Los rapaces comen casi exclusivamente otros peces incluyendo ejemplares menores de su especie y otros animales acuáticos. No es raro que devoren incluso su misma prole. La forma de la boca refleja las diferencias de costumbres de los peces rapaces y pacíficos. Los maxilares de muchos peces óseos están dotados de dientes, unos los tienen tupidos que parecen un cepillo y de otros están tan desarrollados que podríamos hablar colmillos. Por el número y disposición de esos dientes, que pueden cambiar varias veces durante la vida de un pez, se pueden identificar sin error las distintas especies.

Hay especies especializados en microorganismos acuáticos que han desarrollado un dispositivo idóneo para recoger plancton en cantidad. Lo hacen mediante las branquispinas, situadas en los arcos branquiales de todos los peces al lado opuesto de las laminillas. Funcionan como una verdadera nasa filtradora que deja escurrir el agua. Algunas especies son especialistas en filtrar plancton mediante esas auténticas nasas naturales.

Bibliografía: "Peces de agua dulce"
(Dr. Fritz Terofal)
Guías de Naturaleza Blume



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