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HISTORIAS, ANÉCDOTAS, RELATOS, AVENTURAS CON MI MASCOTA

En esta sección podrás encontrar historias, cuentos, anécdotas, dedicatorias y todo tipo de aventuras o relatos enviadas por personas que aman a sus mascotas. Si tienes alguna historia o aventura interesante que quieras compartir con nosotros, envíala a webmaster@amimascota.com y la verás publicada en esta sección.




Libros de mascotas

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.:. [23/Jul/07] La historia Martos y sus gatos adoptados

Me llamo Amor Martos vivo en Viladecans (Barcelona), hace casi un año adopté de la Fundación Altarriba a mis nenes, Kant que es el gatito negro de unos 2 años y medio y Leo el naranjito que tiene unos 3 años.

Simplemente que estoy encantada con ellos me dan mucho amor y cariño, no pensé nunca que esto pudiese ocurrir con animales. La verdad ha sido lo mejor que he hecho en el 2006.

De parte de Kant, Leo y Amor

.:. [18/Jun/07] La historia del perro de Flavia

Soy Cahito García Rojas, tengo 2 años de edad, soy un mestizo de pastor beauce, mi papá me adopto en una asociación protectora de animales cuando tenia apenas 1 mes de nacido y me llevó como regalo a mi mamá... ella se sorprendió muchísimo y lloró de la emoción, yo le di un beso (nunca voy a olvidar ese momento); estuve muy enfermo al borde de la muerte cuando me adoptaron pero mis papás me salvaron, siempre se los voy a agradecer, los amo mucho y ellos me aman a mi, soy el rey de la casa y de agradecimiento los protejo mucho.

Flavia

.:. [29/Nov/06] Mario y sus perros: Boli cumple 9 años

HOY 6 DE NOVIEMBRE DEL 2006.
Me lo recordó esta noche pasada el "moucho". Una vez más el ujujuj agitó mi pensamiento. BOLI cumpliría hoy NUEVE años.

El moucho le estaba llamando, ya no escuchaba los ladridos de su dudoso e inquieto amigo, no había respuesta a sus ujujuj, ¡que tristes estarán sus ojos esta noche!. Su mirada recóndita, allá en el monte, intenta descubrir en la oscuridad la silueta del perro blanco que ya no ladra, ya no le teme, ya no responde a sus llamadas, como si en ella, en esa mirada de ave rapaz, pusiera su dolor a media asta, emulando a las banderas en su luto oficial.

El Moucho se muere de tristeza a la luz de la luna llena, que esta semana ilumina las noches. Entre las sombras de la noche no está la sombra de ese pertinaz perro que competía con sus ladridos, que rompía y distorsionaba la llamada de su pareja al nido del alto pino. Esta noche ya no había sombras en la luna llena, el lazo de una muerte anticipada eliminó la sombra del perro blanco que cada noche de luna llena, se batía en duelo con su vecino el Moucho. Aquel hocico curioso que rastreaba el viento ya no sentía el hedor del mochuelo, y la nostalgia invadía el silencio de la noche, de esta noche agujereada de trémulas estrellas.

De nuevo resuena el ujujujuj volviendo a llamarle. No hay respuesta. Dócil a medias, avanza Tom, moviendo el rabo con miedo y las orejas gachas. Un tierno aullido, un potente ladrido invade el valle por el que pasa el último tren del día. Junto al muro que da al monte veo el rabo ámbar que representa un incansable abanico de palabras. Quizás Tom le diga al ave que Boli ya no está, que él es ahora su remedo, el pastor de la noche clara.

Boli era joven para morirse y era viejo por su peso, por su alma. Retorna a mi mente aquella mañana del 14 de setiembre. Aquella mañana, en el porche de la casa, delante de la puerta principal que cada día él franqueaba para tumbarse en su manta en el recibidor, debajo de la ventana desde la que hoy escribo estos pensamientos, lo encontré tendido, frío como una piedra mojada. Su pelo brillaba con el rocío, su hocico era como de escarcha, estaba muerto. Este año y especialmente estos últimos meses, fueron para mi de extrañas y sorprendentes nuevas. Os lo haré saber cuando mi mente se adapte, acepte y asuma los cambios ocurridos.

Hoy es una noche triste, estoy yo triste, mi cara denota su ausencia y la nostalgia invade todo mi ser. Las lágrimas caen entre las mejillas, se me seca el alma, todo a mi alrededor me semeja un infierno cruel. Él no está para celebrar su cumpleaños. El triste canto del moucho se aleja. Tampoco quiere estar en este día, el día de su 9º cumpleaños. Ya no podré darle a BOLI mi mano seca para lamerla. Es inútil esperarle, ya no querrá celebrarlo. A esta hora de la noche son mis ojos los que sienten la tristeza, porque no puedo descubrir entre las sombras de la luna llena la recóndita mirada de Boli. Una muerte anticipada, envidiosa de tanta felicidad le llevó entre sus brazos. ¡Te maldigo muerte infame!..

Mario



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.:. [06/Sep/06] Sara y la historia de su perro

Hola, me llamo Sara y tengo dos perritos, antes de ellos tuve un caniche que mis padres se encontraron perdido cuando ni apenas tenía 1 añito. Enfrente de mi campo había una perrita que se llamaba chiqui que siempre quería ir a verla, una mañana de tormenta no la encontrábamos y de repente escuchamos unos aullidos, salimos corriendo al carril y un coche no lo había visto con la lluvia y le cogió las dos patitas de atrás, la pobre no tenía patas traseras, la reliamos en un trapo y fuimos al veterinario, vivimos en Chiclana, fuimos a todos los veterinarios de aquí y todos nos decían que había que sacrificarlo. La llevamos a San Fernando y nos decían lo mismo, hasta que en Cádiz un veterinario nos dijo que lo dejáramos allí.

Se llevo muchísimo tiempo, le hicieron miles de operaciones hasta que un día lo puso en el suelo y el con sus patas atornilladas andaba haciendo el pino sobre las patas delanteras, fue un milagro, el volvió a correr y se recuperó, pero ya era mayor, y a los 15 años murió.

Ahora mis perritos son (tango) un golden y (kira) un yorki que se pasa el día chupando, no le gusta jugar con tango cosa que a el sí.

Me encantan los animales, también tengo hamsters, agapornis, diamantes, una cotorra, un tritón, peces, y ranas.

Me despido con un saludo.

Sara

.:. [03/Jul/06] Mario relata la historia de su perro

Hola que tal, la historia es corta pero extraña y muy interesante. Todo comenzó cuando cierto día mi papá llego diciendo que en el terreno donde se guarda un carro había visto un perro. Enseguida mi mamá y yo fuimos a ver, efectivamente, estaba escondido entre las llantas, no salía y al parecer era un poco agresivo, por más que le llamamos no salía de su escondite, en fin le dejamos un bote con agua y un poco de comida.

Así paso una semana, hasta que cierto día ya no lo vimos más, le llamaba y no daba señal alguna de que estuviera ahí, me dio tristeza saber que probablemente se había marchado quien sabe a donde, pero por otro lado aunque se escuche cruel ya no lo vería sufrir.

Cierto día mi padre llegó diciendo que había excremento de animal y que tal vez estaba ese perro en el terreno y vivo, mi sorpresa fue tal pues había pasado ya mes y medio sin comida, agua si pero sin comida, no lo sé, creo que en su lucha por mantenerse vivo comía lo que encontrara, me imagino.

Me anime a llevarle comida y agua limpia, su hambre era tal que salió ya sin importarle nada, claro temeroso, pero salió y me percate que tenía un lazo enredado entre el cuello y una de sus patas delanteras, dejé que comiera y como eso lógico hambriento. En lo que comía corté el lazo, que había lacerado una parte de su piel hasta sangrarle.

Me dio mucha tristeza saber que ese animal había sido abandonado a su suerte, pues en el terreno que guarda el carro mi papá hay mucha chala y casi no vamos a ese lugar.

Descubrí que es perrita de raza pequeña, hasta la fecha ya se esta recuperando de la hambruna que padeció y que quise evitar por que pensé que se había salido a la calle, pero no fue así, nunca salió de ese terreno y padeció mucho sola y sin comida, la sorpresa fue cuando la espulgue y al parecer era de casa, no encontré una sola pulga. Es cariñosísima, desde entonces me hago cargo de ella a diario, le llevo comida (croquetas) y agua fresca. El punto es que yo no la puedo adoptar ya que rento casa y tengo dos animalitos mas, busco a una persona que realmente valore la vida de un animalito para que la adopte, la cuide y quiera mucho, es una perrita preciosa, no se cual sea su manía pero no se justifica que la hayan abandonado para que muriera de hambre, si te interesa escríbeme un mail a verandya@hotmail.com

Mario Meléndez

.:. [25/May/06] La historia de Ester y su perro

Mi historia pasa en el campo en una masía, un día paseaba con mi padre por los rededores de mi campo, y nos encontramos un cachorro de perro ya un poco mayor. Yo me fui ha verlo y el se acercó a mi y jugué un rato con él. Al cabo de un rato vino el propietario del perro, era nuestro vecino y el perro era el hijo del nuestro, me hizo mucha ilusión ver el hijo de mi perro, ese señor nos pregunto si lo queríamos que él lo quería regalar, al final de insistir convencí a mi padre y nos quedamos con esa preciosidad. Lo dejamos dentro la casita que tenemos con un poco de comida y agua.

A la tarde nos fuimos para allá y trajimos un collar para él y una correa nueva. Pasee toda la tarde con él y nos fuimos muy amigos, él estaba un poco asustado pero pronto me agarró confianza. Al llegar otra vez a la masía ahí estaba mi perro, mi padre le había atado a su casita para ver el comportamiento de los dos. Al acostar el pequeño a su padre se alegraron mucho de verse, yo saqué una conclusión, que se reconocían, de momento todo iba muy bien.

Los meses pasaban y ellos cada vez se comportaban mejor, jugaban juntos el hijo iba todo el día detrás del padre y corrían juntos, se lo pasaban en grande. El pequeño perro ya comía un año y empezaba a marcar territorio y a querer tener hijos, ahora la cosa empeoraba por momentos, ya no jugaban, se mordían y se intentaban matar el uno a el otro. Al llegar en un momento en que ya no podían estar juntos y se hacían sangre, y como son perros de raza grande era casi imposible separarlos. Al llegar al extremo que no podían estar sueltos y los dejamos sueltos un rato uno otro rato el otro. Yo estaba desesperada no sabía que hacer. Al cabo de un par de meses, el pequeño se puso muy enfermo y lo tuvimos que sacrificar. Ese fue un golpe muy duro para mi, estábamos muy unidos, hay momentos que algo me lo recuerda y me salen las lágrimas aunque yo intento retenerlas hasta el punto que caen por las mejillas. Ya hace casi un medio año, tengo el padre, y eso me alegra un poco, pero en ese preciso momento es cuando me aparecen sus recuerdos y tengo que aguantar las ganas de echarme a llorar...

.:. [07/Abr/06] La historia de la relación de Estela y su perro: Mi amigo Meco

Amo a mi perro y él a mi. Es un siberiano testarudo y desobediente de mirada celeste. Tenemos algunas cosas en común, yo le hablo poco, algún saludo cariñoso cuando llego y alguna orden que cumple solo si tiene ganas. Él no ladra, así que nos entendemos por miradas y gestos parcos.

Por las mañanas, caminamos cien metros hasta la Plaza del Congreso. Me lleva a rastras porque es el más fuerte y lo sobrecoge la ansiosa desesperación de llegar a ese espacio verde. Cuando lo suelto, le gusta correr en un revuelo de palomas asustadas y es una gloria verlo.

Hace vida social con otros perros, volviendo cada tanto la mirada hacia mi. ¿Lo asaltará el temor a que lo abandone?. Camino alrededor de la plaza y él me sigue encantado, adelantándose o quedándose un poco detrás, escondiéndose tras un árbol, para salirme al encuentro sorpresivamente, en un eterno juego que parece encantarle.

En el momento de volver a casa, le sujeto la correa y caminamos pausadamente, ya no me arrastra. Sabe resignado que por el momento se acabó la fiesta, pero le dura la felicidad del rato vivido. Es bueno tener un amigo perro.

Estela Cirelli





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.:. [14/Feb/06] La historia del gato de Claudia: Mi gato Patito

Un día de Enero del 2003 lo vio nacer. Fue en el verano porque él era como el sol, rubio con su carita blanca de ángel. Un día de Marzo me lo entregaron, tenía 2 meses, venía de Maipú, en Santiago de Chile, y ahora viviría con nosotros en nuestra vieja casa quinta de Recoleta.

Le puse de nombre Patricio y para la familia y los amigos desde entonces fue Patito. Se adaptó a la casa y a mi inmediatamente. Corriendo por el gran jardín que era su campo y encaramándose en los viejos árboles que eran su selva. Increíblemente quiso a los perros en cuanto los vio y ellos lo adoraron. Nunca había visto un gato así, jugaba con los perros como si fueran sus hermanos y la perra lo lamía y lo cuidaba como si fuera su hijo. Fue el gato más bueno de sentimientos que tuve, y he tenido varios.

Los perritos de un mes de la perra se ponían a jugar con él y cuando él estaba cansado se tiraba y los dejaba que jugaran tranquilamente con su cola. Era el gato más ronronero que podía haber. Si lo mirabas ronroneaba jaja. Y por que no decirlo ...era el gato más lindo del mundo (vean su foto).

Se acercaba y te acariciaba los brazos con su linda cabeza redonda -de pelota de tenis como le decía yo je-. Y su forma de dormir era, hay que decirlo absolutamente única en un gato, ¡Mis amigas cuando lo veían como se reían!. Él no dormía acurrucado como todos los gatos, dormía como súper héroe. Se estiraba entero, estiraba los brazos y las piernas hasta el infinito y así dormía, cuán largo era.

Se divertía mucho con su hermanastro Matías, gato angora de la misma edad. Patito no era angora, era común, romano, tal vez por eso era tan extremadamente cariñoso. No sé si les ha pasado lo mismo con los angora pero yo los noto un poco ariscos.

En Julio de este año se perdió Matías y estuvimos muy tristes los dos durante bastante tiempo. Entonces fuimos cada vez más el uno para el otro. Nos queríamos tanto que un día acariciando la cabeza le dije: "Patito Tu eres yo, yo soy tu. Donde tu vayas ira mi alma y donde yo vaya ira tu alma" y el me acarició y se puso a ronronear feliz. Hoy más que nunca sé que mi frase tenía todo el sentido del mundo.

La tarde del 24 de Diciembre (la tarde anterior a Navidad) Yo envolvía regalos. De repente él se empezó a quejar mucho y salió de la casa. Cuando lo ví salir por el pasillo hacia el jardín tuve el triste presentimiento de que no iba a ver nunca más a ese noble y hermoso animal. Entonces inmediatamente me puse ropa para ir con él al veterinario busque la cajita donde lo llevaba y salí al jardín a buscarlo. No lo encontré. Mi presentimiento estaba demasiado cerca y mi corazón latía asustado. Seguí buscándolo por todos lados y sobretodo recuerdo que lo busqué en el garaje de la casa y lo digo porque este lugar es de vital importancia en esta historia. Pasaron los días y en un un mueble de la casa quedó guardado el regalo que el Viejito Pascuero le había traído a Patito, o sea el que yo había comprado para él je.

No apareció. Seguimos buscándolo en la casa y en el vecindario .Yo estaba dispuesta a hacer lo que ya había hecho una vez cuando Patito se perdió el 2003 por primera vez. Lo que hice entonces fue imprimir papeles con su foto la dirección y una recompensa para el que lo encontrara.

Con mi familia salimos a pegar cerca del barrio y a los tres días llamo una señora diciendo que Patito estaba en el techo de su casa y que estaba cansada de que le refregara las bolsas de la basura ¡Pobre, pensé yo, que hambre debía tener! y aquí lo esperaba, como cada día su comida especial para gato y su leche. Ya imaginarán la alegría que tuve cuando lo volví a recibir después de dos semanas perdido. En fin, bonitos recuerdos...que hoy pareciera que se desvanecen, aunque sé que no es así...

La tarde del 29 de Enero lo ví sentado en la pared que da a la casa vecina, lo llamé feliz pero el no respondía. Me acerqué, me fijé en su cara y su cuerpo, ¡Era él! Era su cara exacta, la cara blanca, las mismas líneas amarillas que bajaban sobre la frente, sus preciosos ojos, pero ¿Que pasaba?. De repente se dio vuelta y ví que era un gato chiquitito. Sonreí con una mezcla de amargura y alegría ¡Era su hijo! Idéntico, 2 gotas de agua pensé. Seguramente en la casa vecina hay una gata que fue una de las del harem del cabeza de pelota de tenis ja. Seguramente el me lo envió ese día para decirme: ¡Mira mamá, yo no morí del todo, ahí está mi hijo!

La noche del 30 de Enero con toda la pena y el triste presentimiento que llevaba conmigo y que no me quería dejar, me arrodillé ante el cuadro de Santa Elena -la santa de la que siempre ha sido devota mi familia con una fe inmensa por todo lo que nos ha cumplido- le pedí como manda que hiciera que encontráramos a Patito vivo o que lo hiciera volver vivo a la casa.

El día de año nuevo -sí, tristes con incidencias, Navidad, Año Nuevo....- 31 de Diciembre en la tarde fui como ya había ido antes buscándolo, al garaje de mi casa. Abrí la gran puerta de madera y mi corazón se quedó sin una parte para siempre.

Lo enterré al lado del inmenso árbol al que se subió tantas veces. Lloré, y los perros, sus amigos, lloraron conmigo. Ahí descansas Patito amigo hijo mío, ahí ya estás... Puse unas flores encima y esa noche de Año Nuevo cené con mi familia pero no salí después de las 12, no podía. Me senté en la silla de playa al lado del árbol, encendí una vela y lloré y bebí al lado de mi mejor amigo. Como decía el tío Roberto Parra en su cueca "Mis mejores amigos, caramba, fueron los gatos" , toda la razón tío.

Lo que yo no pude entender entonces es que yo busqué en ese garaje miles de veces. Ahora si lo entiendo. Mi fe me hace entenderlo, Santa Elena. Si bien ella no podía hacer lo que yo le pedía -que Patito estuviera vivo simplemente porque él ya había muerto- sí pudo traerlo de vuelta a mi casa. Gracias querida Santa Elenita, ahora su cuerpo está aquí, en la casa que él tanto amó.

Sin embargo no me puedo conformar a no volver a verlo más al lado de la estufa -mirándome con su linda carita- en el invierno, jugando como loco con su ratón de juguete -eso era un show aparte, puedo jurar que brincaba tan alto que daba vueltas en el aire ¡Como me reía!-, acostándose ronronero en mi cama, en fin, tantas cosas...

Se dice que los animales tienen alma pero no tienen vida eterna como nosotros, eso no lo creo, no se puede dar una cosa sin la otra. El alma no es algo físico por tanto aunque el cuerpo muera el alma sigue viva y hay más; El sentimiento. Siento que él está conmigo en este momento, como decía Violeta Parra "Lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber".

En fin, ya nos veremos Patito. Casi cumpliste tres años acá en la tierra. Treinta años gatunos. Ahora espero que el tiempo se lleve algún día este terrible dolor que siento y que solo quede el amor que nos tenemos los dos ya que nos queda toda la eternidad para estar juntos y hablar, debajo del árbol.

Claudia Norambuena Bretti

Relatos y aventuras de mascotas, página 4

Relatos y aventuras de mascotas, página 2