La Guardia Civil incautó cuatro aves en peligro de extinción en la casa del guarda de cotos que fue detenido por organizar monterías ilegales y amenazar con una pistola a un hombre para que le entregase dinero. El arrestado pasó el lunes a disposición judicial.En el registro que se efectuó en la casa que el guarda tiene en Alhaurín de la Torre se hallaron cuatro aves de especies que se
encuentran en peligro de extinción, entre las que había un búho real y un halcón
peregrino, y que estaban encerradas en jaulas no apropiadas.
El apresado, de iniciales M. A. G. R. y 42 años, declaró que tenía la
documentación necesaria para poseer los pájaros, aunque el Servicio de
Protección de la Naturaleza del Instituto Armado ha abierto una investigación.
Lo que ha quedado evidenciado es que los animales se encontraban en malas
condiciones, señalan fuentes cercanas al caso. En su vivienda también
intervinieron un verdadero arsenal compuesto por ocho pistolas de diferente
calibre y arma.
La investigación de los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Coín partió de una denuncia de la Sociedad de Cazadores, propietaria de los cuatro cotos de Casarabonela, Antequera y Alhaurín de la Torre en los que el imputado trabajaba como guardia.
Los investigadores le acusan de haber firmado contratos falsos con una empresa de explotación cinegética y cobrar grandes cantidades a de dinero por celebrar cacerías en las fincas que supuestamente debería vigilar.
Para salirse con la suya, el sospechoso falsificaba los planes técnicos de los cotos de caza, habilitados para caza menor y los recalificaba a caza mayor. Después enseñaba los terrenos a los empresarios que iban a realizar los contratos de arrendamiento y se disponía a negociar.
Llegó a citarse con los empresarios y cuando le preguntaban por el representante de la Sociedad de Cazadores le excusaba diciendo que tenía mucho trabajo. A pesar de ello, para dejarles tranquilos e infundirles confianza les
decía que él mismo llevaría al día siguiente el contrato firmado por el presidente. Con esta triquiñuela llegó a firmar cuatro contratos falsos y recibió 90.000 euros, según los investigadores.
Afortunadamente, los arrendatarios no creyeron el bulo del sospechoso e insistieron en entrevistarse personalmente con el verdadero dueño, algo que hizo perder los nervios al guardés y que provocó que sacara un arma de fuego y les pidiera todos los objetos de valor que llevaban encima.