1. Una vez transcurridos unos cuantos días, ya puede colocar las plantas en el acuario. Sifonee un poco de agua del acuario en un cubo (no la tire) para no salpicar mientras trabaja. Si las plantas vienen en matas, corte varios esquejes con el fin de no lastimar sus delicadas raíces. De acuerdo con el diseño previo del acuario, coloque de vez en cuando una mata; guarde los ejemplares que no utilice en un sitio húmedo y caluroso. Para conseguir una imagen más natural y proporcionar de paso a los inquilinos del acuario refugios suficientes, mezcle las diferentes especies entre sí, con lo que además creará un hermoso contraste de colores y formas por todo el acuario.

2. Plante primero los lados y la parte de atrás, donde predominarán los ejemplares más altos, y deje los más pequeños para la parte delantera; coloque, además, una o dos plantas de especial vistosidad. Entierre tan sólo las raíces y deje que las coronas se dirijan hacia la superficie. Afiance con sedal algunas plantas a algún objeto decorativo, pero vigile de no cortar los rizomas. Por supuesto, evite mover cualquier roca, madera o equipo mientras opere.

3. Una vez haya acabado y quede satisfecho del resultado, devuelva el agua del cubo al tanque. Tras comprobar que la temperatura del acuario sea la idónea, pruebe la iluminación. Al principio, el conjunto puede parecer un tanto desaliñado, pero las plantas no tardarán en arraigar y aclimatarse al nuevo espacio. Por otro lado, el filtro se encargará de limpiar las partículas en suspensión que enturbien el agua después de haber colocado las plantas.

Bibliografía: "Manual completo del acuario"
(Gina Sandford)
Ed. Leopold Blume